sábado, 24 de marzo de 2012
Gilles de Rais
Hay algo en éste Monstruo que fascina
invita a serena reflexión
leyendo su historia se adivina
demonios en el hombre ¡ son legión!
el alma devino así en letrina
perdiose la humana condición
viniendo a demostrar ésta tesina
"No todos los hombres,hombres son "
Devoto de Juana, ultra-francesa,
alquimista en el oscuro torreón
la sangre de los niños le embelesa
con roja y nocturna invocación
se angustia, se arrepiente ,se confiesa
esquizoide de rara condición
sintióse de Satán como una presa
buscando en la Muerte redención
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Excelentes Versos, hermano Carlos.
ResponderEliminarUn Certero retrato del Personaje. Aunque Debería Decir que Cuando se Trata de un Mariscal de Francia, "Asociado con una BRUJA ANTI-INGLESA",en Un Periodo Tan Turbulento Como Aquél,Te Confieso que Tengo Mis RESERVAS, Como Profesional de la Historia...
Un Indivíduo tan Excéntrico y Poderoso, Necesariamente Tendría Enemigos.
No lo Defiendo, Pero Me Hace Pensar que Entre lo que Dicen QUE HIZO y su MUERTE EJEMPLAR, Hay Demasiados Contrastes...
Sea Como Fuere, Excelentes Versos.
Un Cordial Abrazo.
Un Brindis.
y
¡¡RIAU RIAU!!
Siempre es un gusto pasar por tu espacio.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Muy buen retrato poético, amigo Carlos.
ResponderEliminar¿Qué tendrán los psicópatas que nos fascinan tanto?
Y como dice el refrán "Dios los cria y ellos se juntan", no siendo extraña la admiración que sintió el barón de Rais por la psicótica Juana de Arco, a pesar de su tendencia homosexual.
Probablemente la fascinación por el psicópata se funda en nuestra mente infantil (el remanente que afortunadamente nos queda), que nos impulsa a contemplar la dualidad amor-odio en los que traspasan la linea roja entre lo lícito-ilícito, lo "normal" y "profundamente anormal", en esa atracción por los arquetipos netos y simples: blanco-negro, bueno-malo... Que, por la ley del mínimo esfuerzo que rige los fenómenos naturales, nos invita al juicio claro y sin complicaciones.
En un experimento realizado con niños acerca del cuento de Caperucita Roja, los infantes aplaudían mayoritariamente al lobo al sentirse más identificados con él; Caperucita resultaba ñoña y aburrida porque seguía las normas de comportamiento esperadas: no hay nadie más transgresor que un niño, y los adultos tenemos una tendencia a la transgresión infantil, reprimida.
Pero después de todo este rollo, los comportamientos profundamente antisociales y carentes de toda empatía con las personas, son repugnantes y dañinos, y nos hacen dudar de nuestro orgullo al considerarnos personas.
Un saludo a todos.
Estupendos los versos que nos has dejado amigo.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.